domingo, 29 de julho de 2012

Trechos do livro "100 aventuras en la fe" :o)


Dedicação do livro a... Cristo, nuestro Redentor y gran Amigo, que se hizo hombre y murió en la cruz para salvarnos y dar sentido a nuestras vidas.

Pág.: 5

La fe nos ayuda a ser libres porque nos da la libertad interior, la libertad más profunda.

Pág.: 15

Desde ese momento tengo la certeza no sólo que Dios existe, sino que está con nosotros y que nos ama. Para negarLe tendría que negar mi propia vida...

Pág.: 28

Creí que para amarLo tenía que entenderLo, pero hoy estoy convencida de que cuanto más Lo amo, más Lo entiendo.

Pág.: 62

Aunque Dios trate de estar cerca de nosotros, nos deja de todos modos libres. El hombre debe eligir él mismo dejarse abrazar por Dios.

Pág.: 73

El sentimiento de haber entrado en contacto con alguien mucho más grande que yo, mucho más fuerte que el frío y mucho más agradable que mi incomodidad, me otorga un sentimiento de amor; me ofrece una cobija gruesa que envuelve mi alma.

Pág.: 87

"Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra." (Jn 4,34)

"Sé que Dios no me dará algo que no pueda, sólo desearía que no me confiara tanto." (Madre Teresa) >> quando algo se parece impossível...

Pág.: 88

Cuando contemplaba los atardeceres en el mar o las estrellas fugaces en el cielo, siempre me venía un vivo recuerdo de Dios. Él seguia llamando de una y mil maneras a la puerta de mi corazón. "Si Dios hizo toda esta belleza y es el Creador de todo, cómo voy a negarLe mi vida?" Ya no eran gotas, como al inicio, ahora eran verdaderas cascatas de bendiciones.

Pág.: 90

Dios no se deja ganar en generosidad, porque te ofrece el ciento por uno en esta vida, y la vida eterna.

Pág.: 91

Es más difícil estar con Dios en el ruido que en el silencio.

Pág.: 93

Sólo delante de Dios podemos conocer lo que somos realmente. Agradezco a Dios el don de la fe, que me hace fuerte. A pesar de haber perdido miembros de mi familia, amigos y bienes materiales, tengo lo más importante, tengo a Dios. Él siempre estuvo conmigo. Él me ama y ha hecho ver que en esta vida estamos de paso.

Pág.: 108

Parecia que en nuestro mundo la vida tiene sentido sólo si uno no logra ser alguien importante, estudiar una carrera difícil o si contribuye de manera visible al progreso del mundo. Esto es lo que parece gritarnos nuestra sociedad. Pero el sufrimiento que hemos vivido junto a mi papá, me ha dado una visión más profunda de las cosas.

Desde ese día que le diagnosticaron cáncer a mi querido papá, he experimentado la belleza de lo que significa ser una familia. Todavía tengo muchas esperanzas que mi papá salga adelante, pero estamos abiertos a lo que Dios quiera. Él nos ha bendecido enormemente en nuestras vidas, y todo lo que permita será para nuestro bien.

Ahora puedo percibir más claramente la amorosa presencia de Dios y los regalos con los que Dios ha bendecido siempre. Veo que cada persona, y cada circunstancia tiene un papel en mi vida y en este mundo.

Págs.: 114 e 115

Comencé a buscar a Dios hasta en los mínimos detalles. No hay nada mejor que encontrarlo y dejarse encontrar por Él!

Pág.: 120

No puedo esperar para hacer el bien. El momento presente es el que hay que vivir con pasión, él futuro no está en nuestras manos. Lo que viví ese dia dejó huella en mí para siempre.

La vida pasa y nuestro encuentro con Dios se acerca. Aprovechemos al máximo el talento del tiempo porque pasa y no vuelve.

Pág.: 122

Después de crear todo el universo, Dios pensó en ti y pensó en mí. Con infinito amor nos creó de la nada (asombroso, verdad?) pues ahí no queda todo. Viendo las dificultades que tenemos en nuestra vida, y la soledad que experimentamos, Dios quiso hacer algo más grande todavía que la creación. Quiso redimirnos del pecado que nos tenía atrapados. Quiso hacerse hombre como nosotros. Qué maravillosa realidad!

Pág.: 123

Así como alguien un día me habló de Dios, así yo quiero hablar a muchos del grandísimo amor que Deus les tiene.

Pág.: 129

"Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ésas se llegasen a olvidar de sus hijos, yo no te olvido." (Is 49,15)

No importa que tan haya sido nuestro encuentro con Dios. Lo importante es no dejar las dificultades de las circunstancias nos impidam ver la grandeza de Dios. Porque así como los cielos están por arriba de la tierra, así están por arriba de nosotros los pensamientos y caminos de Dios. Nuestros corazones para que Dios habite en nosotros, ser pacientes y bondadosos, vivir una vida de amor como Cristo y mantener nuestra fe viva.

Pág.: 131

A partir de ese momento todo fue muy especial. Hubo un breve silencio, en dónde yo te sentía en mí corazón. Después tomé la palabra, pues Tú eras un pequeño bebé que se acurrucaba dentro de mí. No se te ha olvidado lo que te dije esa noche, verdad? O sí ?

A mí no se me ha olvidado, y hoy te lo quiero repetir: "Jesús, aquí estoy para ti. Quiero cuidarte. Nunca te dejaré solo. Mi corazón es sólo para ti. Gracias, gracias y mil veces gracias por ser ese loco que lo deja todo por mí." Te quiero.

Pág.: 133

Que si Dios permite una situación en tu vida, Él te ayuda y te guía siempre. Lo que tienes que hacer es confiar en Dios y esperar.

Pág.: 134

Le hablé de los problemas que experimentaba para encontrar Dios en mi vida. Me dio el mejor consejo que he recibido hasta ahora. Me dijo que imaginara a Dios como si yo fuera una niña y que le dijera todo sobre mí misma y dejara que Él se manifestase. Me advirtió que lloraría si lo hacía.

Sé que cuando no Lo siento, puedo "ir al prado" y buscarlle con sencillez, como una niña. Allí estará esperándome para abrazarme de nuevo.

Pág.: 140

En la intensidad del momento recurrí a la Virgen María, pidiéndole que apelase a la honestidad y pureza de aquel que la encontrase, para que hiciese una obra buena, que Dios en su bondad sabría recompensar. Recuerdo aun la intensidad de mi oración en aquel momento.

Así fue, regresé, nos encontramos y me la devolvió, como si esa utopía lejana que mencionaba... se hiciese realidad. Le agradecí tanto, que sentí lo cortas que se quedan las palabras cuando uno quiere agradecer de corazón.

Soy también consciente del efcto multiplicador de bondades que se generan cuando se coopera con la gracia, pues ese taxista tendrá en mi alguien que rece siempre por él y su familia.

Pág.: 146

Paradójicamente para conocer bien a Cristo hay que amarlo, porque el amor es la llave que abre la intimidad de las personas. Cuando uno le ama con corazón sincero encuentra a ese Cristo vivo y real. Nuestro hermano y amigo que hizo hombre y murió en la cruz para salvarnos.

Para experimentar en primera persona lo que Cristo, de verdad, hizo por mí, necesito contemplar en silencio su pasión y su muerte en la cruz. Necesito contemplar en silencio en mi vida y en mi corazón para que nada ni nadie me distraiga en esa difícil tarea de contemplar, con los ojos del corazón la vida de Cristo, sobre todo su muerte en la cruz por mí. Sólo entonces podré decir con San Pablo: "me amó y se entregó por mi." 

Pág.: 167

En estos tiempos modernos valoramos mucho más el éxito que el sentido, el progreso que la transcendencia y la seguridad que la felicidad. El hombre nunca ha estado tan distraído como hoy pero, cómo sabrá que está distraído si no es consciente de tener una meta? Por eso, creo que fue una gracia que recibí el haberme dado cuenta de que estaba distraída.

"Cómo te voy a olvidar? Cómo te voy a abandonar? Mi corazón no me permitiría. Mi amor por ti es demasiado fuerte." (Oséas 11,8)

Dios me hizo sentir que le dolía ver lo sola que yo estaba. Hasta ese momento de encuentro con la Palabra de Dios nunca había pensado que Dios pudiera sentirse herido.

Dios siempre nos ve como la primera vez que pensó en nosotros. Y hasta que no aprendamos a dejar atrás todas esas cosas y tomemos sus manos, no encontraremos jamás ningún sentido a la vida. La felicidad es mucho más que un estado en la vida: es una verdad. Es la verdad. La verdad de que Dios existe y que es Padre.

Pág.: 170

"Esta divina prisión
del amor en que yo vivo
he hecho a Dios mi cautivo
y libre mi corazón

Y causa en mi tan pasión
ver a Dios mi prisionero
que muero porque no muero"

Pág.: 171

Mi vida es otra desde entonces. Aprendí a nunca más sentirme solo. Cómo sentirme solo cuando siento a Dios mover la sangre de mis venas? Cómo sentirme vacío de nuevo cuando Cisto ha elegido quedarse en nosotros como alimento? No digo que mi vida sea más fácil, tengo el trabajo de defender mi fe en un mundo que persigue al que cree, pero soy un joven de nuevo, como son jóvenes todos los que tienen esperanzas renovadas por la experiencia cotidiana de Dios.

(...)

Y es que "nos creaste Señor para ti, y nuestro corazón andará siempre inquieto mientras no descanse en ti."

Pág.: 188

En un mundo donde hay inflación de palabras vanas, solo la santidad arrastra. Sólo el ejemplo de gente coherente y valiente deja huella profunda. Lo sabemos, lo hemos  visto. Y al ver a esos hombres y mujeres que parecen gigantes de la fe, nosotros nos hacemos pequeños y pensamos; la santidad no es para mí. Sí, ellos lo lograron, pero yo nunca lo podré lograr. Sin embargo si es posible.

Pág.: 213

"Dios te ha puesto esto porque te ha encomendado la misión de dar testimonio mediante la enfermedad y que los demás puedan encontrarse con Él cuando hablen contigo, cuando vean tu sonrisa, tu mirada, tu esfuerzo... Dios está haciendo contigo un instrumento para llegar a los que no le conocen."

Pág.: 218

Y ahí fue cuando comencé a descubrir que Él me quería para sí y que yo quería ser de verdad de Él. Entonces comenzó la batalla de la aceptación, esa que me cuesta la vida, esa que es dulce-triste o agridulce; que se hace fácil en la dificuldad y difícil en lo superfulo.

Pág.: 221

Cuándo Él abrió mis ojos como a los discípulos de Emaús, para que yo pasara de las ideas que tenía respecto de Él, a la percepción y experiencia de su presencia.

Pág.: 222

Las "coincidencias" son la manera que Dios tiene para mantenerse anónimo y en las que tenemos que aprender a escuchar lo que Dios nos pide. A ver su acción redentora en los sucesos más "pequeños" de nuestras vidas, sin importar lo minúsculos que sean. Además de esto, recordé las palabras que Juan Pablo II nos dijo a los jóvenes, las mismas que se nos dijeron al recibir nuestra cruz misionera: "Nunca te rindas."

Pág.: 236

Nenhum comentário:

Postar um comentário